Aprovechando el feriado nacional, el lunes 17 de junio, llegamos a los miradores de Bajada Grande por el largo camino de Laprida y Larramendi. Buscamos el algarrobo y bajo su sombra nos encontramos con las guías de Cuidadores de la Casa Común en Paraná, Maira y Maillén. Mientras esperábamos que llegaran algunes visitantes, nos dieron folletos informativos sobre Cuidadores y conversamos sobre visitas guiadas al Parque San Martín, y el vínculo que se generó poco a poco con el espacio y sus integrantes.
Antes de salir, nos comentaron que sólo por ese día haríamos un recorrido más corto porque se había caído el puente que lleva hacia la costa. Primero pasamos por un desarmadero y luego por la ladrillería. Las guías nos contaron que Cuidadores y Sandro tienen un acuerdo de mutuo beneficio: él les cede el camino hacia el humedal y elles promocionan su trabajo. En esta ocasión no pudimos ver la producción de ladrillos porque había pronóstico de lluvia, así que Sandro los tapó.
A nuestro ritmo, con paciencia y tranquilidad algunes, y otres con más energía, recorrimos los Humedales. A la derecha del sendero nos cautivaron las cavas, terrenos de los que se extraía arcilla que poco a poco se transformaron en pozos y luego en lagunas. Actualmente, estos lugares alojan flora y fauna nativa que reconocimos en conjunto al preguntar, responder y reflexionar.
Del lado contrario del camino, por el este, estaban los camalotes: hierbas de agua con hojas verdes circulares unidas entre sí, que cubren grandes longitudes de terreno acuático. Además, junto a los juncos, vimos el volcadero humeando: allí hay plásticos, residuos orgánicos, ropa, aluminio que contaminan constantemente. De vez en cuando se escuchaban los camiones depositando la basura de la ciudad que, por la mala separación en origen, les recuperadores no pudieron salvar.
A los Curupí los encontramos macheteados, a causa de una costumbre de traficantes de aves para obtener la “pega”, una savia gomosa y pegajosa que dejan en el suelo para que los pájaros se adhieran a ella y así atraparlos. Sólo la parte superior de estos árboles se salva de las huellas de los machetes. Además, advertimos la ausencia de ganado al ver la altura de los juncos: esto nos indicó que no habían sido cortados, incluso algunos superaban los dos metros.
Al estar acostumbrades a mantener una relación asimétrica con la naturaleza, al explotarla y violentarla constantemente, es alucinante observar que podemos vivir de manera armoniosa con nuestros Humedales. No sólo podemos vincularnos horizontalmente con ellos al conservarlos y protegerlos, sino también al beneficiarnos mutua y respetuosamente. Cuidadores de la Casa Común es un bello ejemplo de esto, de la mano del ecoturismo comunitario que llevan adelante.
Desde hace unos años, diversos actores comunitarios de la provincia buscan crear e impulsar un proyecto de Turismo Comunitario para la provincia de Entre Ríos.
La iniciativa pretende dar un marco regulatorio al trabajo comunitario en sus dimensiones sociales, culturales, ambientales bajo un paradigma de cuidado integral de quienes desempeñan esta labor. Asimismo, se ponderan los bienes naturales, dones de la naturaleza y culturales que se comparten en la diversidad de comunidades. Los humedales, las cuencas, el agua y las tierras son bienes a cuidar, proteger y amar.
En los diversos espacios de Cuidadores de la Casa Común confluyen la espiritualidad, el trabajo y el cariño por el territorio local. Del mismo modo, en los diversos espacios de Cuidadores situados en nuestra provincia, cada integrante del movimiento plasma su esencia y construye un turismo comunitario y político arraigado a la identidad entrerriana. Nos comparten que el cuidado ambiental, el compromiso social y el orgullo por nuestra cultura ribereña son los pilares que construyen la economía social regional como política de estado.