Por Red Cuenca Las Conchas
Septiembre 4, 2025
La cuenca del Arroyo Las Conchas es una maravilla de la naturaleza, con una diversidad biológica superlativa, nutrida de la vida que fluye por el río Paraná y compuesta principalmente por los arroyos El Tala, El Quebracho, Espinillo, Sauce Grande y Las Tunas que suman casi 220.000 hectáreas. Su desembocadura se encuentra a 10 km. aguas arriba de Paraná. Quienes la habitamos sentimos la obligación de cuidarla y preservarla para quienes quieran disfrutar sus bienes naturales y las futuras generaciones.
El concepto de Una Sola Salud nos enseña que la salud de los seres humanos, los animales y el ambiente están interrelacionadas y que sólo pueden desarrollarse conjuntamente. Lamentablemente somos los seres humanos quienes con nuestro accionar atentamos contra esta buena salud integral y en el caso concreto de nuestra cuenca eso es algo que observamos cotidianamente.
Nuestra preocupación por el estado de contaminación de nuestra cuenca ha venido dándonos ciertas “alertas” en los últimos tiempos, pero se ha incrementado a partir de la investigación científica realizada por el biólogo Rafael Lajmanovich y su equipo de científicos de la Universidad Nacional del Litoral y el CONICET, titulado “Impacto ecotoxicológico de la agroindustria en los arroyos de una cuenca sudamericana: renacuajos anfibios como indicadores de salud ambiental”, publicado el junio pasado, en la revista científica internacional Water Environment Research. El objetivo de la investigación fue “evaluar la contaminación compleja debida a actividades antrópicas (humanas) relacionadas con actividades urbanas, industriales y agrícolas en los cuatro arroyos”.
Lajmanovich y su equipo extrajeron y analizaron muestras de agua y sedimentos en cuatro lugares de la cuenca, arroyos Crespo, Espinillo, Las Tunas y Las Conchas, este último a la altura del Área Protegida Parque Escolar Rural Enrique Berduc (PEREB) y también sometieron a renacuajos sanos y larvas de anfibios a una serie de pruebas de convivencia y exposición a esas muestras.
Entre otras conclusiones los científicos constataron:
Por último, los investigadores aconsejan:
“Estos hallazgos resaltan la alarmante degradación ambiental que amenaza el concepto “Una sola salud”, enfatizando la necesidad de prácticas sustentables y un control severo por parte de la ciencia y el gobierno para proteger y restaurar ecológicamente las fuentes de agua dulce severamente impactados por actividades agrícolas, industriales y urbanas no sustentables. Se requieren esfuerzos urgentes de restauración y conservación para promover prácticas agrícolas sostenibles, incluyendo la reducción del uso de agroquímicos y, fundamentalmente, el aumento de la distancia de aplicación terrestre o aérea de fuentes de agua dulce, como los arroyos.”
A este estudio científico, se suma la acción judicial colectiva iniciada por vecinos de la ciudad de Crespo que demandaron al estado municipal por contaminación por efluentes cloacales en tres arroyos que hacen parte de esta cuenca y que son afluentes del Arroyo Espinillo. En ese marco, según lo tramitado en la Justicia Provincial, mediante Legajo Nº 31839, caratulada: “ABASTO MARIA FLORENCIA Y OTS. -C- MUNICIPALIDAD DE CRESPO S/ ACCIÓN DE AMPARO”, se dispuso que “ .. a-) DISPONER EL CESE INMEDIATO del riego de las calles de la ciudad de Crespo que no se encuentran asfaltadas -ya sea de brosa o de tierra -con agua extraída de los arroyos N50151/2, S30052 y Hondonada de la Cruz, como asimismo la prohibición de extracción de agua de dichos cursos de agua para cualquier otro uso que se le quiera dar. Todo hasta tanto, se cuente con valores y/o parámetros de laboratorio que se encuentren dentro de los permitidos por la normativa legal pertinente. La reciente sentencia del 18 de agosto pasado, reconoció -además de lo ordenado- que hay claros indicios de la alteración en la matriz de los arroyos estudiados, que poseen concentraciones anormalmente elevadas respecto a los parámetros físico-químicos plasmados normativamente, y que existe un impacto ambiental negativo, localizado y agudo en los tres arroyos estudiados que amerita mayor investigación. La obligación de un monitoreo continuo con determinadas condiciones, se desprende de esta conclusión.
“El poder corresponde a la capacidad humana, no simplemente de actuar, sino de actuar concertadamente” (Hannah Arendt 1969).
Frente a ésta preocupación que representa el impacto ambiental negativo que tienen algunas actividades e infraestructuras no sustentables en los arroyos y particularmente en el territorio de la cuenca Las Conchas, un grupo de vecinos y vecinas y de organizaciones que habitamos en la misma, nos organizamos para promover su cuidado, visibilizar los bienes naturales de la cuenca y los emprendimientos y actividades sustentables que desarrollamos, y también para reclamar o colaborar con las autoridades para lograr el cumplimiento de los derechos fundamentales a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometerlas de las generaciones futuras.
La cuenca hídrica, como unidad ambiental, está definida en la ley de Presupuestos Mínimos de Gestión de Aguas (Ley N° 25.688) y mencionada en diversos fallos del más alto tribunal nacional que reconocen la interdependencia que tienen los distintos usos y sus efectos sobre los recursos hídricos y demás recursos naturales y por tanto la necesidad de un uso y conservación integrados. Además, ha sostenido que la regulación jurídica del agua ha cambiado sustancialmente en los últimos años basándose en un paradigma eco-céntrico o sistémico, y no tiene en cuenta solamente los intereses privados o estaduales, sino los del mismo sistema, como bien lo establece la Ley General del Ambiente y que la protección del agua es fundamental para que la naturaleza mantenga su funcionamiento como sistema y su capacidad de resiliencia.
Con estos argumentos entendemos igualmente la complejidad del escenario que atravesamos. La extensión del territorio físico, la multiplicidad de actores, la confluencia de actividades con impacto negativo en los arroyos y las especificidades técnicas y normativas, pero estas condiciones no pueden ser un obstáculo para hacer lo que se debe; más teniendo en cuenta que la afectación de los arroyos se sigue profundizando sino se toman las medidas necesarias.
En materia ambiental, el dominio originario de los recursos naturales es provincial, aunque la responsabilidad frente al daño puede ser colectiva y extenderse a todos aquellos que contribuyen a dicha situación. Por eso, hemos solicitado acceder a mayor información ambiental sobre la cuenca y una entrevista con el Sr. Ministro de Desarrollo Económico, porque alentamos la participación a partir de información fehaciente y significativa y con la expectativa que el diálogo genere procesos de trabajo mancomunados en el corto plazo.
Es imperioso para la Red iniciar ese proceso, que involucre objetivos tales como identificar prácticas más adecuadas para la sostenibilidad de los arroyos, compromisos de ejecución, controles sobre la legislación vigente, plazos posibles y monitoreos participativos. Valoramos este tipo de trabajos colaborativos por sobre los que utilizan formas coercitivas, y nos ponemos a disposición para participar de procesos responsables, informados, transparentes y progresivos a los que seamos convocados, siempre movidos por el cuidado de la vida, la salud, el ambiente de la Cuenca Las Conchas.