Aprobaron por unanimidad el Plan de Manejo de la Reserva Humedales e Islas de Victoria

El Concejo Deliberante de la ciudad entrerriana de Victoria aprobó este jueves por unanimidad el Plan de Manejo de la Reserva Humedales e Islas, que zonifica y regula actividades en esa área del Delta del Paraná frente a Rosario, asolada entre 2020 y este año por incendios, muchos de ellos intencionales, y en riesgo por múltiples intervenciones, como los terraplenes y actividades productivas –en esta zona, particularmente ganadería– o urbanísticas insustentables.

El plan de manejo es el resultado de un proceso abierto y participativo que a lo largo de tres años trabajó consensuó un diseño del ordenamiento en un área de humedal que abarca casi 400 mil hectáreas. Se trata de una superficie que en un alto porcentaje fue arrasada por el fuego durante más de dos años: más de un millón de hectáreas quemadas, con pérdida de vegetación autóctona y de habitas de numerosas especies animales.

Organizaciones ambientales celebraron la aprobación del plan de manejo como “un primer paso hacia la protección, restauración y conservación de los humedales de Victoria, que son hábitat de cientos de especies animales y vegetales, y que proveen de servicios ecosistémicos indispensables para los millones de seres humanos que habitan sus costas”. Entre otras cosas, por sus características, es un ambiente que permite el acceso al agua segura y al alimento, la regulación de inundaciones, la conservación de la biodiversidad y la absorción de dióxido de carbono.

El plan de manejo zonifica y regula las actividades permitidas y no permitidas en el humedal bajo jurisdicción de Victoria. Contra los detractores de las normas de protección, la regulación permite habitar y producir en el territorio siempre que no se atente contra el frágil equilibrio de este tipo de ambientes regidos por la lógica del agua. Lo aprobado no prohíbe el desarrollo de actividades tradicionales sino que apunta a un desarrollo social y económico que atienda tanto a las necesidades humanas como a la conservación de los ecosistemas en los que se encuentran insertas, en definitiva también en beneficio de las poblaciones.

“Como organizaciones socioambientales partícipes de este proceso de ordenamiento territorial, queremos agradecer a todos quienes hicieron posible que hoy se festeje la concreción de este sueño que es la aprobación al fin del plan de manejo de la reserva Humedales e Islas de Victoria. Y pedimos encarecidamente a la provincia de Entre Ríos y al gobernador Gustavo Bordet que se apruebe este plan de manejo también a nivel provincial, tal cual nos aseguraron se haría y por el cual desde tantos sectores se ha venido trabajando sin descanso desde aquel lejano 2020″, señala en un comunicado la Multisectorial Humedales.

Un mes antes, en octubre, el presidente de la Sociedad Rural de Victoria, Eduardo Grimaux, abrió la 101ª exposición de la entidad con el rechazo al Plan de Manejo finalmente aprobado como ordenanza en la ciudad. El argumento fue el de siempre: que atentaba contra la propiedad privada y la producción, y que no contemplaba el interés de “los ocupantes de las islas” de los que los ruralistas se consideran representantes.

Un largo camino en la urgencia

El trayecto que desemboca en la ordenanza del Plan reconoce sus inicios en 2020, año en que se desataron los feroces incendios en el humedal del Delta. Entonces, la Municipalidad de Victoria y la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos conformaron el Comité de Promoción del Ordenamiento Territorial y Gestión de la Reserva de Usos Múltiples del Sector Islas de Victoria. Ese ámbito de debate y consenso para una normativa de protección contó con el apoyo técnico de instituciones como Conicet, Parques Nacionales y el equipo del Programa Corredor Azul de Fundación Humedales/Wetlands International, entre otras instituciones.

La decisión fue obligada por el acelerado deterioro y degradación del humedal, puesto de manifiesto en la quema de más de un millón de hectáreas, hecho calificado de “ecocidio”. A eso las organizaciones ambientalistas sumaron la “desenfrenada construcción de terraplenes” que busca “transformar el humedal en una pampa agroganadera, trastocando su fisonomía y afectando su diversidad, al cortar los cursos de agua y desecar lagunas”. También mencionaron la pesca industrial depredatoria, la caza furtiva, la organización de fiestas masivas que generan una persistente contaminación ambiental por el volcado de basura, la música y las luces que ahuyentan la fauna, entre otras intervenciones.

Fuente: El Ciudadano

Fecha 21/11/2024

 

 

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