Vecinos de un barrio del Gran Paraná aledaño al arroyo Las Tunas invitaron al gobernador Gustavo Bordet; a ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié; a la secretaria de Ambiente de la provincia, María Daniela García; y a una docena de empresarios, funcionarios, ecologistas y organizaciones sociales a fundar el primer Comité de Cuenca de Entre Ríos.
En una carta acompañada de imágenes los vecinos explicaron “la extrema contaminación del arroyo Las Tunas y sus afluentes, principalmente en el límite de tres municipios: Paraná, San Benito y Colonia Avellaneda, y sostuvieron que la situación puede revertirse si hay conciencia del problema y se aborda de manera colectiva”, informaron en un comunicado.
“La acumulación de desperdicios pone en riesgo la salud de todos. Hoy los arroyos oscilan entre la muerte que les imponemos día tras día, y la vida que le devuelven las lluvias, de tanto en tanto, como si fueran un respirador, arrastrando inmundicias hacia el río Paraná, aguas arriba de la toma de agua de la capital entrerriana y de sus balnearios”, resume la carta de la Comisión Vecinal Barrio Los Zorzales, de Colonia Avellaneda, firmada por la presidenta de la Comisión, Evangelina Márquez.
La invitación fue dirigida también a los intendentes de las tres ciudades, Adán Bahl, Ariel Weiss y Exequiel Donda; a directivos de distintos organismos del estado y organizaciones empresariales, principalmente del Parque Industrial de Paraná, y a los ecologistas Jorge Daneri, de la Asociación Argentina de Abogada/os ambientalistas, y Sergio Daniel Verzeñassi y Aldana Sasia, del Foro Ecologista de Paraná. Los tres ya comprometieron su participación en el grupo pro Comité de Cuenca que comenzará con visitas a los arroyos, dijeron los organizadores.
“Imágenes elocuentes”
“La carta fue acompañada de imágenes de los arroyos Las Tunas y Los Zorzales que muestran el estado deplorable de las aguas por el vertido de líquidos industriales y cloacales, los árboles forrados de plásticos y trapos, los caños de desagües de residuos crudos en los cursos de agua, los cauces repletos de botellas de plástico y cubiertas de autos”, añadió la información.
La Comisión Vecinal Barrio Los Zorzales se presentó ante los Tribunales en marzo pasado pidiendo un amparo por la presencia de un volcadero de residuos sólidos a cielo abierto, con continuas humaredas, incendios, minibasurales y olores nauseabundos. El juez Martín Luis Furman falló a favor de los vecinos y exigió la clausura del basural y la búsqueda de otro predio para el tratamiento de los residuos.
En esta ocasión, ante un problema que involucra a varias jurisdicciones, la vecinal se aferró a la ley provincial 9757 sancionada en 2006 y que prevé la participación de organizaciones no gubernamentales y organismos del Estado, sean provinciales o municipales. “El Comité de Cuenca tendrá como finalidad conformar un ámbito participativo, amplio y democrático propicio para la discusión coordinación, concertación y cogestión de los recursos hídricos de manera racional y sustentable”, se lee en el artículo 4 de esa ley.
La carta hace referencia además a la Ley de aguas 9172, “que también considera la importancia de conservar los paisajes, evitar perjuicios, proteger el ambiente y restaurar daños. Nada de eso se cumple en esta cuenca, claro está”, dicen los vecinos y transcriben un artículo de esa norma: “Los Poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”. Y luego: “El Poder Ejecutivo deberá prescribir los recaudos necesarios para evitar la contaminación de las aguas de acuerdo a las normativas vigentes. Asimismo, preverá para que el uso de las aguas, equipamientos u obras no afecten la fauna y la flora silvestre”.
Fragmentos de la carta
Algunos párrafos de la carta: “Nuestra zona es privilegiada por la abundancia de especies animales y vegetales, y una red de arroyos gregarios del río Paraná. Pero hoy el arroyo Las Tunas es una cloaca y los habitantes del barrio Los Zorzales sufrimos sus olores nauseabundos que invaden nuestras casas, principalmente cuando llegan brisas del norte y el oeste. Su cauce, sus barrancas, sus afluentes, están cubiertos de nylon, plásticos, gomas, latas, telgopor, alambres, trapos, vidrios; y numerosos caños con efluentes industriales y cloacales hacen de sus aguas un pozo negro. Los árboles están forrados de bolsas y andrajos hasta cinco metros de altura sobre el pelo de agua. Desde ya nos ofrecemos a acompañarlos a caminar la zona para observar la magnitud del daño. Cualquiera que contemple este panorama aciago será invadido por un desasosiego. Y más, si sabe qué hace 15 años ya esta vecindad realizó manifestaciones públicas para alertar a las autoridades sobre la destrucción del arroyo por distintas vías, principalmente el tendido de cloacas con efluentes crudos vertidos al curso de agua. Y si sabe que en repetidas oportunidades y distintas gestiones de gobierno se ha hablado del saneamiento del arroyo Las Tunas. Este extremo nos llama a evitar acusaciones estériles o a gastarnos en la atribución de responsabilidades, para concentrar nuestra energía en la recuperación de la salud del territorio, el paisaje, en suma: la vida. Y con la certeza de que no lo lograremos si no tomamos real conciencia de la situación, y de que cada persona, cada grupo, puede colaborar en algo en este desafío colectivo. La concientización, la colaboración y la constancia pueden ser los ejes de esta iniciativa”.
“Esta cuenca es hermosa por donde se la mire -agregan los vecinos-. Barrancas, arenales, diversas especies del monte nativo, tala, espinillo, algarrobo, ceibo, y también cina cina, aguaribay; y en sus inmediaciones las aves como zorzal, tacuarita, calandria, cardenal, sietevestidos, chororó, juan chiviro, carpintero, benteveo, golondrina parda, monjita, chinchero, tordo músico en bandada, pico de plata, celestino, pepitero, hornero; pirincho en familia, solitario crespín, barullero, picabuey, lechucita de la vizcachera, y así palomas y cotorras, por sólo nombrar algunas de las aves que viven en este territorio o lo frecuentan. Pero la acumulación de desperdicios pone en riesgo la salud de todos. Hoy los arroyos oscilan entre la muerte que les imponemos día tras día, y la vida que le devuelven las lluvias, de tanto en tanto, como si fueran un respirador, arrastrando inmundicias hacia el río Paraná, aguas arriba de la toma de agua de la capital entrerriana y de sus balnearios”.
“En esta vecindad imaginamos estas bellas costas recuperadas, con las familias reunidas en las sombras y los arenales, gozando del concierto de trinos que es propio de esta zona, y tratando los hechos históricos que han tenido lugar en las orillas: el trabajo, la producción de alimentos, la tecnología, las obras civiles, la guerra misma. También sabemos que el saneamiento de un arroyo le da otro ánimo a centenares de familias humildes, que pasan de vivir en una cloaca a vivir en un jardín. Es decir: lo que lograremos con el Comité de Cuenca para la vida, la recreación, el deporte, el turismo, el vivir bien en armonía con el resto de la naturaleza, no tiene precio. El día que vuelvan al arroyo las mojarritas, las tarariras, las anguilas, toda esa fauna que es típica y ha sido desterrada, y que los árboles luzcan flores y frutos en vez de bolsas de nylon, podremos celebrar nuestra conciencia comunitaria y nuestra coherencia, con la prédica de la vida sustentable que todos tenemos hoy en boca”.
“En nuestra zona están dadas las condiciones para conformar un Comité de Cuenca. Aspiramos a una confluencia que no ocasione gastos, y que las instituciones designen a personas dispuestas a caminar por nuestros arroyos para tomar conciencia plena de la situación y entrever los modos de superarla. En jurisdicciones de los municipios de Paraná, San Benito y Colonia Avellaneda por donde cruzan el arroyo Las Tunas y sus afluentes se cometen todo tipo de atropellos a la biodiversidad. Pero ninguno de ellos irreversible. Y en todos los casos se observan posibles soluciones sin necesidad, en principio, de medidas punitivas. Aquí algunos de los problemas: 1-Efluentes cloacales crudos de cañerías que pertenecen a los municipios. Efluentes domiciliarios. 2-Efluentes industriales. 3-Uso de piletas de decantación que no fueron terminadas, no tienen tejido ni alambrado perimetral, no tienen arbolado, en definitiva: no fueron habilitadas. Y no están por fuera de los 1.000 metros de zonas pobladas, que establece la resolución 3285 de la provincia. 4-Residuos sólidos descargados en el arroyo desde las dos costas, en jurisdicción de los tres municipios. 5-Degradación completa de las aguas por acumulación de distintos residuos. Allí no se pescan peces contaminados ni se ven peces víctimas del nylon o los efluentes, porque sencillamente han muerto todos los peces y sólo quedan algunas tortugas. 6-Efectos en la salud de las personas, principalmente la niñez, por la contaminación extrema de un curso de agua que corre al lado de las viviendas. 7-Contaminación por lixiviado de aguas profundas por la permanente contaminación del arroyo por mucho tiempo. 8-La degradación de las barrancas con todo tipo de materiales peligrosos. 9-El taponamiento de puentes y alcantarillas que provoca mayores inundaciones en días de lluvias intensas. 10-Acumulación de residuos en las copas de los árboles, con cada creciente. 11-Acumulación de residuos sólidos y líquidos que dan al río Paraná aguas arriba de la Toma de agua de la capital entrerriana y de sus balnearios. 12-Incumplimiento de obras harto difundidas y promocionadas, con presupuestos millonarios, y ausencia de informes a la comunidad sobre el destino de los fondos. Piletas no terminadas, no habilitadas, cañerías que no llegan a las piletas. 13-Reiteradas promesas de solución, incumplidas a través de las décadas. Desde hace años vemos un enorme cartel de propaganda sobre “acondicionamiento de lagunas de tratamiento” con nombres de funcionarios/candidatos de Enhosa, y fondos millonarios, y la frase “con la fuerza de los hechos” que constituyen una burla al barrio, porque la obra no existe. 14-En consultas con distintas instancias gubernamentales, esta Comisión Vecinal ha recibido respuestas evasivas. Y la difusión de la problemática por diversos medios no ha tenido eco tampoco en los organismos pertinentes”.
“No enumeramos aquí las normas internacionales, nacionales y provinciales, y los derechos que se violan de manera constante y a la luz del día en la cuenca del arroyo Las Tunas. El sentido de esta carta es comunitario y procura la conciencia y el consenso. Si la cultura es parte de la biodiversidad, como dicen los saberes ancestrales, entonces no hace falta señalar en qué plano inclinado nos deslizamos. También dicen esos saberes que, si uno gana y otro pierde, los dos pierden. Por eso promovemos un encuentro donde todos tengamos el mismo compromiso y ganemos todos”.
Los destinatarios fueron: el Gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, la Secretaria de Ambiente de Entre Ríos, María Daniela García, el Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, el Administrador del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento, Néstor Álvarez, el Intendente de Colonia Avellaneda, Ariel Weiss, el Intendente de Paraná, Adan Bahl, el Intendente de San Benito, Exequiel Donda, el Presidente de la Federación Económica de Entre Ríos, Silvio Farach, la Presidenta del Consejo Empresario de Entre Ríos, Noelia Zapata, el Presidente de la Unión Industrial de Entre Ríos y de Asempi, Gabriel Bourdin, el Director de Obras Sanitarias, Jorge Luis Trupiano, el Director de Hidráulica, Cristian Gietz, el Presidente Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua -Corufa-, Lucio Amavet, los miembros del Foro Ecologista de Paraná, Sergio Daniel Verzeñassi y Aldana Sasia, y el miembro de la Asociación Argentina de Abogadas/dos ambientalistas, Jorge Daneri.
Fuente: Análisis Digital