¿Es posible vivir, pensar, producir y consumir en comunidad? Un acercamiento a la Economía Circular

En el marco de su práctica curricular «Voces locales, saberes ambientales» de la Licenciatura en Comunicación Social (FCEDU-UNER), Ireí Berduc nos acerca un artículo periodístico-ensayístico y nos invita a reflexionar sobre nuestro rol como ciudadanes respecto a nuestros patrones de consumo. ¿Podemos resolver todo nosotres, o es mejor actuar en conjunto?

Resumen

Muchas veces les ciudadanes nos encontramos abrumades por el impacto ambiental generado: entendemos que son importantes nuestras acciones cotidianas, pero nos parece un gesto mínimo comparado con las emisiones de empresas o personas multimillonarias. Entonces, ¿qué podemos hacer? Un primer paso puede ser la comprensión de que nuestros patrones de consumo están mediados por un sistema lineal y extractivo, donde se produce, consume y desecha sin importar sus consecuencias. Al hacer este ejercicio, podemos dilucidar algunas reflexiones: estamos inmerses en un mundo que nos lleva a esos lugares y nos facilita la desconexión con la Naturaleza que somos. La responsabilidad no es sólo nuestra, también hay otros actores, como los gobiernos, las empresas, las organizaciones y les recuperadores. Si organizamos acciones conjuntas y nos hacemos cargo de lo que nos toca, podemos caminar hacia la economía circular: un sistema de producción y consumo sostenible, regenerativo, coparticipativo y consciente, donde haya lugar para todes y todo.

Introducción

Muchas personas tenemos incorporada la idea de que está bueno separar y reciclar nuestros residuos, pero ¿sabemos por y para qué? En la primera década de los 2000 se popularizó el slogan de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar; sin embargo, estas acciones no son suficientes en un mundo donde se espera un consumo equivalente al de tres planetas para 2050 (Organización de las Naciones Unidas, s.f.). Por ello surgen nuevas formas que ponen el foco en el sistema, como el de las 7R: rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, recuperar y reciclar; o el de las multi R. Esto nos lleva a pensar que no sólo debemos realizar un trabajo individual y cotidiano, también debe ser colectivo y comunitario.

Por más que todas las personas separemos nuestros residuos y nos hagamos cargo de las pequeñas acciones que nos competen, si no se llevan adelante campañas sostenibles y circulares, nuestras cuencas seguirán llenándose de microplásticos y las montañas del desierto de Atacama se expandirán aún más. Si el reciclaje es lo último que se hace en la rueda de consumo, ¿qué hacemos antes? ¿Nuestras acciones son suficientes? Muchas veces creemos que no: pensamos en artistas que viajan en jets privados (Figueroa, 2024). O en la megaempresa que es responsable de que miles de millones de botellas de plástico de un solo uso sean desechadas por año (BBC News Mundo, 2021). Y probablemente tal vez nunca dimensionemos la contaminación generada.

Lo que hacemos en nuestras casas no llega a generar el impacto necesario para que todo cambie, pero ¿eso implica desligarse de responsabilidades personales? Todo lo contrario, necesitamos un cambio de raíz: el modelo de producción y consumo tiene que cambiar de manera urgente, como también nuestras formas de vivir y pensar. En pos de ello se requieren diferentes niveles de planificación, diseño y puesta en acción, como también responsabilidad y voluntad por parte de diversos actores para trabajar en conjunto: comunidad, recuperadores, organizaciones, gobiernos y empresas. Es urgente y certero generar una economía circular sólida; precisamos trabajar de manera comunitaria y sincronizada, generar una relación simbiótica y necesaria, como comentó Celeste Bredle de la Cooperativa Eco Gualeguaychú, en el 4° Encuentro Provincial de Cooperativas y Grupos de Recicladores Urbanos (Fundación Eco Urbano, 2019).

Economía circular, un cambio necesario

La economía lineal tiene vínculos profundos con el sistema extractivista y consumista: los bienes comunes se extraen, modifican, reparten, consumen y desechan para la comodidad de muches. Para mantener este modo de vida masivo y exacerbado se precisa la explotación sin fin de bienes comunes limitados, y podemos observar sus consecuencias ambientales: falta de agua, extinción de flora y fauna, sequía, desertificación y contaminación (Multisectorial x los Humedales – Paraná, 2020). Estos productos están pensados para generar ganancias a partir del consumo desmedido de las personas, sin observar —siquiera de reojo— sus secuelas y sin considerar otras formas de convivencia con el entorno.

La mera existencia del concepto «obsolescencia programada» nos advierte un problema: el sistema capitalista maneja una lógica de consumo voraz, donde todo se usa momentáneamente y luego es tirado a la basura. Se refiere a la práctica de diseñar productos con una vida útil limitada para fomentar el consumo continuo, como ocurre con muchos dispositivos electrónicos que dejan de funcionar correctamente después de un tiempo mínimo, a veces injustificable por el costo de recursos que exige. Además existe la «obsolescencia percibida», que implica advertir que un producto ya no es útil o está pasado de moda aunque todavía funcione perfectamente; es un fenómeno muy frecuente en la industria de la moda. A causa de ambas lógicas de consumo se desperdician incontables kilos de alimentos por día y se desechan toneladas de ropa, por sólo nombrar algunas consecuencias. ¿No será mejor dejar de producir y consumir como lo hacemos que estar corriendo atrás del problema?

Necesitamos diseñar productos hechos para durar: que puedan ser reutilizados, reparados y luego reciclados; es decir, que se aprovechen al máximo los recursos que entran en la cadena productiva. Por ejemplo, se puede renovar el diseño de los celulares para luego repararlos fácilmente, sin perder calidad. Otro caso concreto son los alimentos: muchas veces utilizamos sólo una parte de ellos, como la raíz de la remolacha, la banana y la calabacita, y desechamos sus hojas, cáscaras y semillas, respectivamente. Esto no sucede porque sí, es un reflejo de cómo nos vinculamos estructuralmente con la Naturaleza, con otres y con nosotres mismes.

En «Afectividad ambiental. Sensibilidad, empatía, estéticas de habitar», Giraldo y Toro (2020) afirman que «la crisis ambiental es una crisis ontológica, una consecuencia de la forma en cómo entendemos nuestro ser y la relación con el resto de los seres que se deriva de esa misma concepción» (p. 24). Les otres se conciben como objetos disponibles para consumir y utilizar, como un medio para un fin, lejos de pensarlos como sujetos sensibles. Nos pensamos a nosotres mismes separades de los demás seres y de toda la Naturaleza (Sauvé, 1999), como si no fuéramos parte de ella y como si tal distancia fuera realmente posible. Tal vez podemos empezar por pequeñas modificaciones, acciones cotidianas, y también por cambiar la manera en que concebimos a los seres que habitan cerca nuestro, como el yuyo colorado que sale en la vereda o las babosas que aparecen en el patio. Al observar nuestras acciones, podemos transformarlas y generar cambios en lo propio con otres.

Fotografía gentileza Joaquín Ramallo

Como contrapropuesta al sistema lineal, surge la economía circular. Es un modelo que propone modificar las estructuras de producción y consumo mediante estrategias concretas y posibles para transicionar a una economía basada en la circularidad y la sostenibilidad, «hacia un modelo de crecimiento regenerativo que devuelva al planeta más de lo que toma de él» (Comisión, 2020, p. 2). Por ello se enfoca en la promoción de la sostenibilidad ambiental, económica, cultural y social mediante modificaciones de hábitos de producción y consumo. Además, propone redefinir nuestras percepciones sobre la vida en todas sus variantes. Impulsa el diseño eficiente, la reducción del consumo, la reutilización, la reparación, el reciclaje, la transformación de residuos en recursos, y la regeneración y aprovechamiento de los materiales y productos en todas las etapas de su vida útil. Es decir, «la economía circular busca cerrar los ciclos de recursos que el modelo lineal muchas veces deja abiertos» (Ministerio del Ambiente, 2021, p. 15), siendo el reciclaje sólo uno de los puntos de acción (:16), el último «antes de hacer todo lo posible para reducir la huella» (Vanesa Zehnder, comunicación personal, 11 de julio de 2024).

Este funcionamiento circular, complejo, regenerativo y rizomático puede observarse en la Naturaleza: todo lo que toca la Tierra es transformado en energía, abono, alimento, plantas y nuevos seres. También en el cotidiano podemos concebir lo que nos llega como posibilidades: un frasco de mermelada como un vaso o la cáscara de una naranja para hacer un recipiente; implica romper las estructuras de que un producto puede tener sólo una función. Esta conceptualización forma parte de la economía circular ya que se piensa en residuos como recursos, como una posibilidad de generar algo nuevo y de darle una vuelta de tuerca a un objeto que probablemente iba a ser desechado.

¿Quiénes pueden ser parte?

Para empezar, podemos reflexionar internamente: ¿Entran plásticos a mi casa? ¿De qué manera los puedo reemplazar? ¿Es necesario todo lo que consumo? ¿Y si en lugar de comprarme unos auriculares nuevos arreglo los que se rompieron? Hacernos estas preguntas nos invita a observar nuestras responsabilidades, y a mirar menos el celular y más los cestos de basura. Parece que nos desligamos de lo que sucede cuando los residuos salen de nuestros hogares, y para que esto no pase, toda persona necesita saber qué pasa con ellos luego de sacarlos a la vereda. Necesitamos ser ciudadanes ambientalmente responsables. Cuando separamos y diferenciamos los residuos, aumentan las posibilidades de generar nuevos productos de buena calidad; por el contrario, si juntamos yerba, plásticos y latas en una bolsa, el reciclaje es imposible.

Idealmente, los residuos no desaparecen, se transforman gracias a les recuperadores, y por ello reconocemos la importancia de su rol en la economía circular y el cuidado del ambiente y su labor esencial. En la primera jornada de Economía Circular y Reciclaje Inclusivo de Entre Ríos, el director ejecutivo de Eco Urbano, Horacio Enríquez, comentó que les recuperadores son les profesionales del planeta, quienes se encargan de poner el cuerpo para que funcione la gestión de residuos (Horacio Enríquez, comunicación personal, 17 de mayo de 2024).

Fotografía gentileza Joaquín Ramallo

En tal encuentro, un grupo de recuperadores de la zona relató su origen: ante la falta de recursos, elles mismes crearon sus propias herramientas, sorteando las dificultades que presentaban las malas condiciones de los residuos. Si la gente no separa ni diferencia, esto repercutirá en su labor, la calidad productiva y en sus cuerpos, ya que pueden lastimarse (Eco Urbano, 2024). Además afirmaron que «nadie quiere tener los residuos en el patio de su casa», tal vez la separación y diferenciación serían más eficientes si cada persona tuviera que hacerse cargo de su propia basura. Por más que la persona de al lado no lo haga, a elles les sirve un montón que une sí. Si llegan los desechos en mal estado, es muy complicado reciclar en la planta, entonces, ¿por qué no lo hacemos? ¿Vale más nuestra comodidad que la vida y seguridad de les recuperadores y la sanidad del ambiente? También expusieron que dirigir una empresa propia es una tarea ardua, al igual que trabajar cooperativamente, ya que nadie nos enseña a hacerlo en conjunto, con otres. Por último, recalcaron que separar es fácil, pero lo difícil es concientizar.

Es clave entender la importancia de las acciones de cada persona y su impacto en el sistema. Aunque no se perciba una diferencia sustancial a simple vista, todo suma: hay que animarse a ser parte de una economía circular sólida y construir una cultura de participación responsable. Posiblemente estos cambios se reflejen en nuestros modos de vida y vinculación con otres y nuestro entorno; tal vez nuestros privilegios y comodidades se transformen, pero seguramente el proceso será significativo.

Aquí, las organizaciones sociales cumplen una función esencial ya que respaldan, enmarcan y potencian voces y acciones ciudadanas. Muchas veces son ellas quienes vinculan a las personas, los gobiernos y las empresas cuando algunos temas son difíciles de gestionar. También pueden generar espacios de escucha y resguardo, informar sobre temas relevantes y ser un motor de cambio para generar acciones y movilizaciones socioambientales.

Por su parte, las autoridades políticas y los gobiernos nacionales, provinciales y municipales tienen el deber de escuchar a la comunidad ciudadana y confiar en ella; es muy fructífero producir cambios socioculturales al considerar sus voces, necesidades y deseos. La creación, implementación y cumplimiento adecuado de leyes y normas nacionales y provinciales es una acción necesaria, pues con ellas las empresas deberán hacerse responsables de sus productos y desechos en toda la cadena productiva; y les posibilitan acciones de promoción de cuidado ambiental a los municipios. También les gobernantes tienen la responsabilidad de llevar adelante políticas ambientales, como las iniciativas de educación y cuidado ambiental, la separación y diferenciación de residuos, la creación de plantas de tratamiento y valorización de residuos, y el apoyo a recuperadores. Además es beneficiosa la continuidad de proyectos a través de las gestiones para aprovechar el camino transitado y potenciar las energías utilizadas. Si se detienen o discontinúan las políticas públicas , como la educación ambiental, y luego se llevan adelante otras, será muy difícil que, por ejemplo, les estudiantes sean agentes de cambio (Desconocido, comunicación personal, 17 de mayo de 2024). Es apremiante que los gobiernos reconozcan la relevancia de su rol en la transición hacia una economía circular, ya que pueden impulsar o disuadir grandes cambios socioculturales, en este caso necesarios y urgentes.

Como expusimos anteriormente, es imperioso que la ciudadanía se fortalezca, pero eso no debería significar que las empresas se desliguen de su responsabilidad. Son ellas quienes deben hacerse cargo de los productos y desechos que generan en toda la cadena productiva. Parece que al producir sin considerar la salud socioambiental se ahorra un gran costo económico, pero al restaurar se gastan muchos más recursos ambientales y económicos. Por ejemplo, podemos hablar sobre la fracción de rechazo: residuos que nadie compra y quedan excluidos del sistema; en este caso, ¿quién debería tomar la posta? Sobre este tema se debatió en el tratamiento de la Ley de Envases: la responsabilidad extendida del productor es necesaria para llevar adelante espacios con basura cero; y, aunque esta no es la solución final, una respuesta muy eficiente es diseñar productos 100% reciclables y con envases retornables.

Una legislación muy relevante en el tema es la Ley 10.311 de Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) de Entre Ríos que propone implementar un sistema municipal y comunal de gestión de residuos, erradicar los basurales y microbasurales a cielo abierto e involucrar a empresas, ONGs y toda la sociedad mediante la educación, las prácticas y las políticas ambientales conscientes. Además, promueve que los municipios incorporen a les recuperadores en el sistema formal de gestión de residuos y reconoce que su dignidad es fundamental para que la economía circular sea posible en la provincia.

Nos queda claro que el encuentro entre diversos sectores es urgente y esencial para planificar estrategias conjuntas de economía circular, para paliar la crisis presente y prevenir las futuras. A partir de la confluencia de experiencias se producen saberes que podrán colaborar en el fortalecimiento del tejido socioambiental y, de esta manera, crearemos y habi(li)taremos un mundo donde quepan muchos mundos (Enlace Zapatista, s.f.)

Conclusiones

Muchas veces en el cotidiano sentimos que corremos atrás del problema y no podemos encontrar soluciones que funcionen; pareciera que es más fácil visualizar el fin del mundo que el fin de este sistema (Fisher, 2016). Vemos las montañas de basura y los ríos tapados con plástico y se nos dificulta encontrar formas de vida que no nos lleven allí, e incluso pensamos que sumar un pequeño granito de arena no es nada comparado a la gran contaminación que generan otres. Sin embargo, hay muchas experiencias conjuntas que nos demuestran que estos cambios son posibles, necesarios y urgentes, y que no estamos tan lejos de la salida como pensábamos.

Por lo visto, precisamos coordinar nuestras acciones: diseñar, planificar y llevar adelante una economía circular sólida y estructural para que todos los actores sociales puedan ser parte y así consumir lo menos posible. Además, esta propuesta nos advierte que nuestras perspectivas sobre la vida no cumplen un rol ingenuo: cómo percibimos a les demás dice mucho sobre el sistema en el que vivimos.

Por nuestra parte, les ciudadanes podemos optar por usar la mayor cantidad de veces un producto, repararlo cuando no funcione óptimamente, regalar o intercambiar lo que no se utilice, reintroducir como materia prima los materiales ya usados y reciclarlos.

El sector de recuperadores es imprescindible para hacer posible la economía circular. Elles tienen la oportunidad de continuar fortaleciéndose, reivindicando sus tareas y compartiendo sus experiencias, que son fundamentales para que les demás sepamos cómo colaborar. Una tarea esencial para elles es que las personas separemos y diferenciemos nuestros residuos en los hogares.

Las organizaciones como Eco Urbano cumplen el rol de acortar la distancia entre sectores, funcionando como nexo entre ellos, además de encauzar iniciativas y sistematizar conocimientos y acciones. Saben de valorizar trabajos y construir derechos con sectores marginados, de embarrarse y colaborar.

Los gobiernos y las autoridades políticas tienen la oportunidad de apoyar iniciativas ciudadanas, promover el cuidado del ambiente mediante políticas públicas, reconocer la importancia de les recuperadores, fortalecer la autonomía ciudadana, y garantizar la promoción, reglamentación y cumplimiento de leyes para que las empresas se responsabilicen de sus productos y desechos.

Por su parte, las empresas pueden encargarse de un diseño consciente y hacerse responsables de sus productos, envases y desechos, lo que resulta en ahorro de recursos y una gran colaboración ambiental.

Entonces, para que la economía circular funcione y tenga sentido, necesitamos una orquesta funcionando en conjunto, donde cada actor y sector hace su parte de manera consciente y reconoce la importancia de su tarea y la de les demás. El sistema propuesto es una forma de producir de manera más sostenible al transformar las estructuras productivas y de consumo mediante cambios de hábitos. Además, colabora en el fortalecimiento del tejido social, afectivo, económico y cultural, y apuesta por un paradigma del cuidado donde todos los seres podamos vivir de manera armónica con otros seres y nuestro entorno. Nuestro propósito es incorporar y sumarnos a habitar formas de vida más amables y sustentables con otres, al modificar nuestras formas de vivir, pensar, producir y consumir, agradeciendo toda la energía puesta allí. Deseamos alcanzar un sistema tan virtuoso que no genere residuos y acelerar la transición hacia un modelo de crecimiento regenerativo.

Referencias

BBC News Mundo. [BBC News Mundo] (26 de noviembre de 2021). El desafío de Coca-Cola, considerada el mayor contaminante de plástico del mundo | BBC Mundo [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Vgno3brqnyE

Comisión Europea (2020). Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo y al Comité de las regiones. Nuevo Plan de acción para la economía circular por una Europa más limpia y más competitiva. Bruselas, 11.3.2020 COM (2020) 98 final.

Eco Urbano. (17 de mayo de 2024). Primera Jornada Provincial de Economía Circular y Reciclaje Inclusivo: tres miradas sobre un mismo desafío. https://ecourbano.org.ar/index.php/2024/05/17/primera-jornada-provincial-de-economia-circular-y-reciclaje-inclusivo

Eco Urbano. (7 de agosto de 2024). Inicia la primera Diplomatura en Economía Circular y Reciclaje Inclusivo en Entre Ríos. https://ecourbano.org.ar/index.php/2024/07/19/se-lanza-la-diplomatura-en-economia-circular-y-reciclaje-inclusivo/

Enlace Zapatista (s.f.) Manifiesto. Por un mundo donde quepan muchos mundos [Archivo PDF]. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/wp-content/uploads/2018/08/Manifiesto_Borrador-Final.pdf

Fisher, M. (2016). Realismo capitalista: ¿No hay alternativa? Caja Negra.

Fundación Eco Urbano. [Fundación Eco Urbano] (2 de agosto de 2019). 4° Encuentro Provincial de Cooperativas y Grupos de Recuperadores de Residuos Urbanos [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=KkZmBVyre4g

Gomez del Rio, G. (28 de julio de 2024). Transformar la basura en nuevas oportunidades. El Diario Paraná. https://www.eldiario.com.ar/2024/07/28/transformar-la-basura-en-nuevas-oportunidades

Giraldo O. F. y Toro I. (2020). Afectividad ambiental. Sensibilidad, empatía, estéticas de habitar. El Colegio de la Frontera Sur y Universidad Veracruzana.

Figueroa, J. C. (9 de febrero de 2024). ¿Es Taylor Swift la celebridad que más contamina en el mundo? hipertextual. https://hipertextual.com/2024/02/es-taylor-swift-la-celebridad-que-mas-contamina-en-el-mundo

Ley 10311 de 2014. Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos de Entre Ríos. 23 de junio de 2014. B. O., 23 de junio de 2014.

Ministerio del Medio Ambiente. (2021). Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040. https://latitudr.org/wp-content/uploads/2021/09/HOJA-DE-RUTA-PARA-UN-CHILE-CIRCULAR-AL-2040-ES-VERSION-COMPLETA.pdf

Multisectorial x los Humedales – Paraná (noviembre de 2020). Impulsando la transición. Yuyeras. La revista del monte.

Organización de las Naciones Unidas. (s.f.). Objetivo 12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. https://www.un.org/es/sustainabledevelopment/sustainable-consumption-production

Sauvé, L. (1999). La educación ambiental entre la modernidad y la posmodernidad: en busca de un marco educativo de referencia integrador. Tópicos, 1(2), 7-27.

Para información y comentarios, comunicarse a ireferduc@gmail.com

Fecha 11/10/2024

 

 

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